Año escolar 2021: un valor al encuentro

El docente se ve en el alumno; no ve al alumno. Esta es la situación que debemos evitar en el 2021 cuando maestros y estudiantes se reencuentren luego de casi un año.
Por: María Paz Peña
02/11/2020
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La escuela es un espacio de encuentros donde adultos jóvenes y niños comparten sus propias historias, ideales, experiencias y competencias. Sin embargo, frecuentemente, existe en el aula una ausencia de observar y valorar al otro independientemente de uno mismo. Por momentos el maestro parte de la falsa premisa que el otro no tiene historia, que está vacío de contenido y en sus manos está llenarlo de emociones y aprendizaje, como si estuviera en una situación de espejo. El docente se ve en el alumno, no ve al alumno. Esta es la situación que debemos evitar en febrero del 2021 cuando maestros y estudiantes se encuentren luego de casi un año de no haber compartido juntos.

Las historias de vida, eventos, emociones, aprendizajes, expectativas y necesidades deberán ser la base del plan de estudio que oriente al maestro en el año escolar 2021. Más que nunca los aprendices deberán ser reconocidos en su heterogeneidad, realidad olvidada en un sistema educativo que en muchas ocasiones camina hacia una homogeneidad. En las aulas olvidamos que se agrupan sujetos con diferencias y desigualdades económicas, sociales y culturales; la tan mentada política pública, educación para TODOS, se podrá evidenciar en el actuar que tengan los educadores luego de diez meses de no haber convivido con sus estudiantes.

Tenemos seis meses para ofrecer a nuestros docentes las herramientas necesarias para el encuentro que se les avecina en un corto plazo. Entre algunas de las competencias que deberán recordar o aprender están:

La diversidad de aprendizaje adquirido por los estudiantes: Existirán aquellos que se beneficiaron con mejores espacios de aprendizaje en su entorno familiar inmediato. En esos casos, el iniciar un grado inmediato superior en el 2021 no implicaría mayores dificultades. Pero no será la mayoría. El maestro deberá tener la suficiente confianza de “salir de la caja”; es decir, dejar de lado el plan de estudio, el texto, el cuadernillo y el planeamiento. El maestro tendrá que dejar la rigidez y el encorsetamiento, que muchas veces le ha impuesto el mismo sistema burocrático que lo contrató para que ejerza la profesión.

El plan de estudio correspondiente al grado al que fue asignado entrará en juego en otro momento y la aventura de preparar lo que a su buen entender los estudiantes necesitan se deberá iniciar sin miramientos y consentimientos políticos. Gimeno Sacristán nos recuerda que el ordenamiento lógico del curriculum termina beneficiando a los que menos necesitan de la ayuda de la escuela. Y los otros, los menos beneficiados, aquellos que no son partes de la distribución equitativa de la enseñanza, son los que se benefician de una escuela que no da prioridad a lo estructurado, que rompe barreras y estigmas; donde prevalece la diversidad pedagógica como único medio de evitar la discriminación.

Finalmente; el maestro deberá hacer lo que siempre debió haber hecho: partir del conocimiento del estudiante. Tendrá la oportunidad de mostrar aquello singular y único que da sentido a su profesión: un acto pedagógico diseñado a medida del estudiante. Será este un acto extraordinario y significativo.


"Las historias de vida, eventos, emociones, aprendizajes, expectativas y necesidades deberán ser la base del plan de estudio que oriente al maestro en el año escolar 2021. Más que nunca los aprendices deberán ser reconocidos en su heterogeneidad, realidad olvidada en un sistema educativo que en muchas ocasiones camina hacia una homogeneidad."


Jornada escolar extendida: La política educativa de jornada extendida en las escuelas públicas de gestión oficial tiene la oportunidad de ser considerada seriamente desde lo académico y presupuestario. Las cuatro horas diarias que asisten a la escuela, que finalmente terminan siendo tres horas de espacios de encuentro entre estudiantes y maestros no es y mucho menos será suficiente por varias razones: el maestro en el Paraguay, en sus horas asignadas a la enseñanza, cumple varios roles, tales como: tutor, distribuidor de insumos alimenticios y tareas administrativas. El programa de “jornada extendida” de 8:00 a 15:00 hrs, que data de varios años en espera de ser ejecutado por el MEC no debería se pospuesto.

Los estudiantes de menor vulnerabilidad social, económica y cultural asisten a escuelas y colegios con jornada extendida; pues entonces, ofrezcamos a los menos favorecidos mejores oportunidades. Si mencionamos “equidad” en nuestras propuestas educativas y económicas no nos engañemos con ofertas a medias y paliativas. Hemos caído en la trampa de confundir “igualdad” con “equidad” y con ello solo hemos logrado que un amplísimo segmento de la población estudiantil se encuentre en situación cultural deplorable. Es el momento oportuno y necesario de dar inicio a un día escolar extendido dado que los estudiantes y maestros estarán en la necesidad de compartir espacios de tiempo de alta calidad en lo emocional y en lo académico.

El maestro y su actuar en el aula: la situación actual desnudó varias realidades que se encontraban escondidas: el educador no estaba preparado para la educación digital, la escuela no tenía infraestructura adecuada y en general lo tecnológico, entre los adultos, jóvenes y no tan jóvenes, se reducía al uso de celular, a las redes sociales y a los juegos online. Dejó en evidencia una vez más que el sistema educativo en el Paraguay, desde lo profesional a lo tecnológico estaba en situación de desventaja en comparación con otras regiones. Lo que nos lleva a recordar que la crisis en la educación escolar será aún más evidente en Febrero del 2021 y en la línea de pensamiento de Philippe Meirieu, no nos queda otra opción que repensar sobre la importancia del conocimiento amplio y profundo e igualmente el respeto y admiración a los alumnos.

Necesitamos maestros con un profundo conocimiento disciplinar, que se atrevan a dejar de “cubrir el programa” para inspirar a los alumnos a conocer sobre la disciplina y ser parte de ella; que motive a ambos navegar por temas desconocidos y abandonar lo conocido, que insten a los estudiantes a ser creadores de conocimiento y no simples receptores pasivos del mismo. Todos estos aspectos conllevan ser un maestro que ve el error como una oportunidad y no como un fracaso; un maestro que esté preparado con resiliencia para la diversidad, lo desconocido, lo inseguro y lo apremiante.

Diferentes recursos pedagógicos: en Febrero del 2021, el maestro se encontrará con un estudiante que aprendió a buscar información fuera de la pizarra y el texto impreso. Se deberá configurar el habitual copiado de información desde una obsoleta y despintada pizarra porque ya no querrán copiar. Durante varios meses del 2020 se les pidió que busquen información navegando en las redes desde el celular en la mano, que contesten grabando un video y/o audio, que envíen una foto, que se unan a una videoconferencia, y que formen grupos de trabajo pero sin encontrarse con el compañero. Les hemos mostrado que existen otros medios de comunicación; por lo tanto no podemos pretender que desde febrero del 2021 obvien las ventajas de lo tecnológico. Ya no habrá una vuelta atrás en el medio de comunicación con ellos y entre ellos. Sin embargo, sigue latente la realidad más cruda: el maestro debe mejorar sustancialmente su capital cultural si desea continuar en el aula. Siempre será el que abra el camino al aprendizaje pero para ello necesitamos de otro tipo de maestro: uno que sea capaz de superar los malos hábitos existentes, que piense por sí mismo al momento de tomar decisiones y ante los retos que se le presentan pueda tomar las opciones más acertadas. Tendrá el maestro la oportunidad de hacer eco de la democracia (Dewey), no vista como una forma de gobierno pero como un espacio donde se democratice el éxito.

En diversos círculos de debates se sostenía la necesidad de un cambio en el sistema educativo. Inclusive, el estudiante señalaba con su actuar un pedido de cambio y mejora, pero al no existir un evidente y tangible estado de urgencia, todo seguía el curso habitual. Finalmente, es solo la escuela…¿Por qué cambiarla? Pero llegaron los períodos difíciles y tuvimos que sobrevivir. Ahora nos toca ver como avanzamos. Aunemos esfuerzos y atrevámonos a ofrecer una formación y capacitación a los maestros acorde a las necesidades y demandas de los estudiantes que vuelven a las aulas en el próximo año escolar. En ese caso valdrá el esfuerzo de encontrarse en febrero del 2021.

Por María Paz Peña, Especialista en Educación y Tecnologías de Información y Comunicación (TICs), autora del Libro “Aprendizaje Exponencial”, asesora educativa de Paraguay Educa y el Portal Educativo META.

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