La propuesta fue escrita por estudiantes de la Escuela de Comercio “Jorge López Moreira” de Asunción, en su revista, en el año mencionado anteriormente¹. La inspiración de aquellos estudiantes paraguayos se ubica en dos mujeres estadounidenses: Anne Jarvis (1864-1948), quien promovió el Día de las madres en los Estados Unidos de América; y Anna Marie Reeves Jarvis (1832-1905), madre de la primera, a quien quiso honrar con la celebración.
Según cuenta la historia, Anna Marie Reeves y su hermano James, a mediados del siglo XIX crearon clubes de trabajo en lo que denominaron Día de las madres, buscando promover la higiene de madres e hijos para prevenir las enfermedades infecciosas que, en aquellos tiempos, generaban una elevada mortalidad materno-infantil. A propósito, David Velázquez Seiferheld² nos comenta que la idea se expandió y luego de la Guerra Civil, en 1868, Anna Marie Reeves creó el evento del Día de la amistad de las madres, con la intención de superar la contienda fratricida acercando a las familias del norte y del sur. Durante toda su vida la actitud de servicio, educación y atención de la salud caracterizó el obrar de Anna Marie, hasta su fallecimiento el 8 de mayo de 1905. En honor a la vida de su madre, Anna Jarvis juró activar para instalar el Día de la Madre en los EEUU, logrando finalmente, que el Presidente Woodrow Wilson proclame el segundo domingo de mayo como Día de la madre en todos los Estados Unidos de América.
Los estudiantes paraguayos conocieron esa historia y reflexionaron al respecto, escribiendo en su revista, en aquel febrero de 1924, al iniciar uno de los textos comprendidos en la misma, que “No consideramos inoportuno pues, fuera de lugar o inoportuno proponer la fijación, como Día de la madre, del 15 de mayo, con lo que reuniríamos en una sola celebración el amor a la patria y a la venerada mujer que nos dio la vida; Patria y Madre! Dos símbolos de amor y respeto, dos fuentes de los más puros sentimientos, la dualidad augusta y noble en cuyo obsequio el sacrificio mayor es pequeño”, "La Patria reside en la Madre”.
Y asumiendo esa dualidad que constituye nuestros afectos el mismo texto en algún momento espeta “Cuán bello y conmovedor será que, al lado de la insignia de la Patria, ostentemos cada año en el ojal o sobre el pecho, el 15 de mayo, el clavel rojo o blanco, de cariño y homenaje a la Madre, viva o desaparecida, y festejemos, a un mismo tiempo, con júbilo y buenas acciones, nuestros dos más grandes amores”.
De modo que el Día de la madre en nuestro país, se ubicó al lado del día de la independencia, asumiendo una relación casi natural entre la patria y la madre, inclusive asumiendo la categoría de madre patria, que en el caso de nuestro Paraguay, adquiere fuerza en la curiosidad de haber sido el primer país en liberarse del yugo español, y el segundo de América Latina, luego de Haití (1804), en independizarse³, además de ser el primer país en plantear la conformación de una Confederación de Naciones, en una histórica nota del 20 de julio de 1811, en la que nuestro próceres señalaron, respecto a Buenos Aires y al continente, que la “voluntad decidida es unirse con esa ciudad y demás confederadas (...) en una sociedad fundada en justicia, equidad e igualdad”.
El proceso independentista paraguayo fue bastante complejo y particular. De hecho, quienes lideraron la gesta iniciada el 14 de mayo tenían diversas formas de proyectar nuestro futuro, lo cual se hizo más presente y conflictivo cuando el Dr. Francia y Fulgencio Yegros evidenciaron sus diferencias, generando hasta el día de hoy, visiones contrapuestas acerca de la justeza de una y otra mirada. Al respecto, la escritora Norma Flores Allende menciona que “Yegros y los demás ejecutores militares de la gesta de mayo estaban vinculados a la aristocracia y la burguesía mientras que Francia estrechaba lazos con el campesinado. Las ideas de Francia eran muy radicales para los líderes militares quienes podían conciliar tanto a los españolistas como a los porteñistas. Francia iba más allá, propugnaba la idea de la soberanía popular completamente autónoma de todo poder extranjero, una sociedad igualitarista en oposición al gobierno de los estratos más acomodados de la sociedad además de la exclusión del clero en el poder”⁴.
En 1813, un Congreso multitudinario celebrado el 3 y 4 de octubre, con mil delegados, mayoritariamente campesinos, nombra a José Gaspar Rodríguez de Francia como Dictador Supremo del Paraguay, asumiendo la categoría de dictador, desde los presupuestos romanos que entienden la necesidad de dicha figura cuando la amenaza de guerra o invasión es muy latente. De ahí hasta su muerte, el Dr Francia, dirigió los destinos del país de una manera muy singular, fortaleciendo el desarrollo autónomo y resguardando al país de las intenciones anexionistas de Buenos Aires, con una honestidad acrisolada que fortalecía su autoridad suprema. El 20 de setiembre de 1840 muere el Dictador y asume Don Carlos Antonio López como Presidente del Paraguay, presionado por un pueblo unido que empuja para la continuidad del concepto independentista desarrollado por Francia, lo cual López asume no sin impregnar a dicho proceso de cierta modernidad acorde a la formación de los Estados-Nación de esos tiempos, buscando grados de cooperación que fortalezcan el desarrollo técnico-científico del país.
Luego, el 10 de setiembre de 1862 fallece Carlos Antonio López y asume como Presidente su hijo, Francisco Solano, y al pasar apenas tres años se enfrenta a una contienda genocida más conocida por el pueblo paraguayo como la Guerra de la Triple Alianza, sobre la cual existen muchas versiones contrapuestas que hacen del Mariscal López una figura muy controversial.
La reconstrucción del Paraguay, luego de ese genocidio culminado en 1870, fue liderada por mujeres, ubicándolas nuevamente como protagonistas de nuestra historia, además de emparentadas con la búsqueda de la independencia patria.
Por estas y otras razones, a 211 años de la gesta de la independencia nacional, y a 98 años de la instalación del 15 de mayo como Día de la Madre en nuestro país, compartimos estos datos que refuerzan esa unidad entre madre y patria, unidad envuelta por historia, amor, coraje y belleza.
Fuentes:
Etiquetas:
Debes de iniciar sesión para escribir un comentario.